Noticia Frontera

Cuando los pleitos internos valen más que la unidad

Morena está desgastando su marca en Baja California. Y no lo está haciendo la oposición —que en realidad poco tendría con qué—, sino sus propias figuras. Esta semana quedó claro con el enfrentamiento directo entre la exalcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, y la gobernadora del estado, Marina del Pilar Ávila Olmeda.

Todo comenzó con una publicación en la página personal de Caballero el pasado 11 de julio. Sin rodeos, acusó a la gobernadora de intentar despojarla de su casasabotear su vida personal y bloquear su desarrollo profesional. En el mismo mensaje, afirmó: “tú sí te quedaste sin visa”, en referencia a la cancelación del documento estadounidense tanto de Marina como de su esposo, Carlos Torres Torres.

La publicación no paró ahí. Caballero responsabilizó a la actual administración estatal de endeudar al ISSSTECALIperseguir a maestrosesconder intentos de suicidio en el DIF, y utilizar al aparato de gobierno con fines de intimidación. No se trató de un desliz o de indirectas malinterpretadas. Fue una denuncia pública, con nombre, apellido y motivos.

La gobernadora respondió al día siguiente en entrevista. Se limitó a desearle a Montserrat “paz y tranquilidad”, negando cualquier acto de persecución. Aseguró no tener ningún conflicto personal con ella, y subrayó que su administración está enfocada en temas prioritarios para Baja California. Pero el daño ya estaba hecho: el conflicto entre dos de las figuras más visibles del partido se había ventilado sin filtros ante la opinión pública.

Lo que vino después no fue una disculpa genuinaCaballero, fiel a su estilo, respondió con ironíaagradeció las “aclaraciones verbales” y dijo sentirse “más tranquila”, como si aceptara el discurso de la gobernadora, pero dejando entrever que lo hacía más por estrategia que por convicción. La narrativa de persecución quedó sembrada, y la frase “tú sí te quedaste sin visa” ya se había viralizado.

No fue un malentendido. Fue una ruptura expuesta. Un síntoma más del desgaste institucional que vive Morena en Baja California, donde los conflictos personales ya no se ventilan al interior del partido, sino en Facebook, frente a miles de ciudadanos. Todo mientras la oposición observa, calla y apunta.

Pero el pleito no se quedó entre ellas. A medida que escaló la tensión, comenzaron a aparecer publicaciones dirigidas a miembros de sus equipos. Algunos medios locales, alineados con una u otra figura, han publicado notas y filtracionesque buscan minar la credibilidad de funcionarios cercanos, operadores políticos, excolaboradores y hasta integrantes de sus círculos personales. Los ataques ya no se quedan en la cúpula; se reparten entre soldados leales.

Esos daños colaterales son quizás lo más peligroso. Porque mientras el enfrentamiento directo puede tener un control narrativo entre protagonistas, lo que se desata en la periferia es fuego cruzado sin control. Y ahí, Morena pierde por donde se vea: se erosiona internamente, quiebra confianzas y multiplica traiciones.

Lo grave no es solo el pleito. Lo grave es lo que deja ver: que Morena, lejos de consolidarse como un partido fuerte y articulado, está cayendo en luchas intestinas por cuotas de podercontrol territorial y protagonismo. Cada quien opera su propia narrativa, aunque eso implique golpear a los suyos.

Y mientras tanto, ¿quién gobierna? ¿Quién resuelve los problemas del ISSSTECALI? ¿Quién atiende la crisis de seguridad? ¿Quién mejora la infraestructura en Tijuana, Mexicali o EnsenadaNadie. Porque el discurso está enfocado en aclarar pleitos internos y no en informar resultados.

Este tipo de enfrentamientos desgasta. No solo a las personas involucradas, sino a la marca enteraMorena —que hace apenas unos años significaba esperanza, cambio y cercanía— hoy proyecta desorden, fractura y confrontación entre su élite. Y ese tipo de imagen, aunque se quiera tapar con comunicados de unidad, es difícil de revertir.

La ciudadanía no es tonta. Observa, compara, y toma nota. Sabe que cuando los políticos se distraen en sus pleitosquienes pagan son los de abajo. Y sabe también que cuando un partido no puede controlar sus propios conflictos, mucho menos puede gobernar en armonía.

El 2027 está más cerca de lo que parece. Y en Baja California, donde Morena parecía invencible, episodios como este comienzan a sembrar la duda. No por el crecimiento de la oposición, sino por el auto-sabotaje de sus propios cuadros.


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