Noticia Frontera

Pablo Yáñez, el gran simulador del Cabildo

Pablo Yáñez fue designado presidente de la Comisión de Gobernación, Legislación y Mejora Regulatoria del XXV Ayuntamiento de Tijuana en octubre de 2024. Se trata de una de las comisiones más estratégicas del Cabildo, pues tiene a su cargo revisar, actualizar y elaborar las normativas municipales, además de promover mecanismos para simplificar los procesos regulatorios. En los hechos, sin embargo, poco se sabe de los resultados concretos que ha entregado Yáñez desde que asumió esa responsabilidad.

Mientras su nombre no aparece vinculado a ninguna reforma relevante, sí es frecuente verlo en redes sociales o medios locales asistiendo a fondas, eventos partidistas y giras fuera de la ciudad. Desde visitas a San Isidro, California —como la fotografía reciente frente a una cadena de comida rápida—, hasta recorridos por el Petco Park en San Diego o estancias en la Ciudad de México, el regidor parece dedicar más tiempo a su agenda personal que al trabajo legislativo.

En abril de 2025 viajó a Washington con el argumento de promover una “agenda binacional” y la reapertura del Parque de la Amistad. El viaje fue difundido con entusiasmo, pero hasta ahora no se conocen informes oficiales ni resultados concretos que justifiquen su costo o utilidad para la ciudad.

Su discurso insiste en que trabaja “al lado de la gente” y que su comisión mantiene las puertas abiertas a la participación ciudadana. No obstante, no existen evidencias de reformas reglamentarias impulsadas desde su presidencia, ni de indicadores que demuestren avances reales en la simplificación de trámites o la mejora regulatoria.

La visibilidad pública de Yáñez ha crecido, pero por razones ajenas a su función institucional. Asiste a eventos patronales, presentaciones artísticas y reuniones de Morena donde suele desempeñarse más como operador político que como funcionario municipal con tareas técnicas.

El contraste es evidente. Mientras Tijuana enfrenta rezagos normativos, procesos burocráticos lentos y regulaciones obsoletas, el presidente de la comisión responsable de corregir esos problemas se dedica a actividades de proyección personal que poco aportan al desarrollo de la ciudad.

En febrero votó a favor del “Plan Integral de Mejoras en Tijuana”, que incluye el arrendamiento de 129 camiones recolectores de basura. Sin embargo, esa medida no provino de su comisión ni contó con su liderazgo técnico. Fue una participación más de trámite que de iniciativa.

Uno de los fiascos más recientes del regidor de pacotilla ocurrió durante un viaje a la Ciudad de México, donde se subió a una de las eco-bicis que son muy comunes en la capital del país. Desde ahí, grabó un video diciendo que muy pronto ese tipo de bicicletas estarían a disposición de los tijuanenses, como una alternativa para aliviar el tráfico diario de la urbe. La idea sonó bien, pero quedó en eso: una ocurrencia de paso.

Hasta el día de hoy, no ha habido una sola propuesta formal del regidor para introducir o siquiera estudiar la viabilidad de un sistema similar en Tijuana. Ningún proyecto, ningún plan, ni una sola iniciativa en el Cabildo. Todo quedó en promesas mediáticas, llamadas de petate, ideas improvisadas que se esfuman tan rápido como se publican. La realidad es que Pablo Yáñez es un simulador político, un personaje que confunde la proyección personal con el trabajo público, y que ha hecho del espectáculo su forma de ejercer el cargo.

Resulta paradójico que la Comisión de Gobernación y Mejora Regulatoria, que debería ser un motor de eficiencia y transparencia, no haya presentado hasta el momento un solo informe público de resultados. Ninguna actualización del reglamento municipal, ningún nuevo procedimiento simplificado, ninguna mejora tangible para la ciudadanía.

La opacidad y el exceso de protagonismo en redes sociales reflejan una tendencia preocupante: la sustitución del trabajo institucional por la autopromoción. Los viajes, las selfies y los discursos no sustituyen la labor reglamentaria que se espera de quien encabeza una de las comisiones más importantes del Cabildo.

Tijuana necesita regidores que legislen y gestionen, no influencers de ocasión. Los tijuanenses esperan menos trámites, menos corrupción, más transparencia y reglas claras para abrir un negocio o acceder a un servicio. De momento, Pablo Yáñez parece más enfocado en su imagen que en esos objetivos.

Tiene el cargo, la visibilidad y la plataforma para transformar Tijuana desde su posición. Lo que le falta es ejercerla con responsabilidad y rendir cuentas. Mientras eso no ocurra, su nombre seguirá asociado más a los viajes que a los logros. Y su gestión, más cercana al turismo político que a la mejora regulatoria que prometió.

Scroll al inicio