
Ayer, en la capital bajacaliforniana, Claudia Sheinbaum encabezó lo que oficialmente fue presentado como su informe de gobierno en Baja California. Sin embargo, en la práctica el acto terminó convirtiéndose en algo muy distinto: una auténtica pasarela política donde desfilaron, uno tras otro, los aspirantes a la candidatura de Morena a la gubernatura, a las alcaldías y a diversos espacios de poder.
Desde temprano, Mexicali amaneció con el bullicio de operadores y estructuras. Camiones repletos de promotores de los programas de Bienestar fueron movilizados desde distintos puntos del estado con el objetivo de llenar el Auditorio del Estado y garantizar un ambiente multitudinario. La orden era clara: nadie podía fallarle a la jefa suprema del movimiento.
En el fondo, el evento tuvo menos de “informe” y más de ritual político. Se trataba de un ejercicio de alineamiento y exhibición de fuerza, en el que cada actor buscó mostrarse presente, visible e indispensable. Nadie quería quedar fuera de la foto ni dejar pasar la oportunidad de ser visto por quien hoy marca el ritmo del tablero nacional.
Pero como suele ocurrir en este tipo de despliegues, el exceso de protagonismo también dejó momentos incómodos. Algunos personajes clave llegaron tarde y estuvieron a punto de quedarse fuera del evento. Entre ellos, el alcalde de Tecate, Román Cota, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, Jaime Cantón, y el diputado Ramón Vázquez, quienes tuvieron que pedir que les abrieran las puertas para poder ingresar al recinto. El detalle, aunque anecdótico, refleja bien la desesperación de una clase política ansiosa por ser vista.
La escena no pasó desapercibida. En un partido donde la disciplina y el control territorial se valoran tanto como la lealtad, llegar tarde puede ser interpretado como un descuido estratégico… o como una señal de que las estructuras todavía no funcionan con la precisión que el proyecto nacional exige.
Mientras tanto, quien sí logró capitalizar el escenario fue el alcalde de Tijuana, Ismael Burgueño, quien sorprendió a propios y extraños al convertirse en uno de los personajes más buscados para tomarse fotografías con los asistentes. La larga fila de simpatizantes que querían acercarse a él fue una muestra evidente de la fuerte presencia tijuanense en la capital del estado.
Este detalle no es menor: la política bajacaliforniana tiene en Tijuana su epicentro electoral, y la capacidad de Burgueñopara trasladar su popularidad más allá de los límites municipales lo coloca en una posición estratégica dentro del tablero morenista rumbo a 2027.
Más allá del espectáculo político, el evento también sirvió para que Sheinbaum presentara algunos anuncios, como la creación de un nuevo campus de la Universidad Rosario Castellanos en Mexicali, símbolo del impulso educativo que su administración busca consolidar en el estado. Sin embargo, el contenido programático quedó opacado por la intensa dinámica partidista que se apoderó del acto.
En cada rincón del auditorio era evidente que no se trataba de un simple informe. La competencia silenciosa por figurar, las sonrisas ensayadas frente a las cámaras, las conversaciones en voz baja entre operadores y la circulación de mensajes cifrados mostraban que el verdadero fondo del evento era político.
Morena ha entrado oficialmente en modo sucesión en Baja California. Y lo ocurrido en Mexicali fue apenas el primer capítulo de una larga carrera en la que las alianzas, las lealtades y los gestos públicos jugarán un papel tan importante como las encuestas o las preferencias ciudadanas.
Lo que se vivió fue una demostración de músculo, pero también de ansiedad. La lucha por las candidaturas comenzó con mensajes sutiles: desde el que logró llenar más camiones hasta el que consiguió más fotos; desde el que tuvo que suplicar por entrar hasta el que fue ovacionado sin buscarlo.
En este escenario, cada gesto cuenta. Los que llegaron tarde tendrán que esforzarse el doble para recuperar terreno, y quienes brillaron deberán sostener el ritmo si quieren llegar con fuerza a la recta final. La contienda no ha empezado oficialmente, pero ya hay ganadores simbólicos… y también primeros rezagados.
Al final del día, el informe de Sheinbaum fue lo de menos. El verdadero informe fue el que rindió la clase política morenista: uno que mostró lealtades, exhibió debilidades y dejó claro que, en Baja California, el camino al 2027 será un campo minado en el que cada paso, cada foto y cada ausencia tendrán consecuencias.
La foto grupal en Mexicali es más que una imagen protocolaria: es la radiografía del morenismo bajacaliforniano en plena ebullición. Y si algo quedó claro es que el proceso interno no solo ha comenzado… sino que ya está en marcha, con todos sus protagonistas en escena.

