
El periodista Jorge Heras fue agredido la mañana de este miércoles en la ciudad de Mexicali, cuando dos sujetos lo interceptaron afuera de la productora donde transmite su programa. Los atacantes lo esperaban en el lugar y, de acuerdo con el testimonio del comunicador, se hicieron pasar por jardineros para acercarse y sorprenderlo.
De manera repentina, los individuos comenzaron a golpearlo con puñetazos en el rostro y patadas en distintas partes del cuerpo. Mientras lo agredían, uno de ellos le lanzó la advertencia: “es para que le bajes de huevos”, lo que evidenciaría un mensaje directo relacionado con su labor periodística.
El propio Heras mostró a medios de comunicación las heridas sufridas durante el ataque, entre ellas golpes en la nariz, raspones en la mano y manchas de sangre en su camisa. “Me golpearon en un lado de la nariz, querían noquearme, pero al resbalar por el suelo mojado no lo lograron”, relató.
La agresión fue presenciada por automovilistas que transitaban por la zona, quienes intervinieron con gritos para intentar detener el ataque. Ante la presencia de testigos, los responsables huyeron del lugar antes de que llegaran elementos de la policía municipal, quienes acudieron minutos más tarde para atender el reporte.
Cabe recordar que días antes, Jorge Heras y el también periodista Eduardo Villa se habían manifestado frente a la Fiscalía General del Estado, denunciando lo que consideraban una campaña de acoso en su contra. Ambos comunicadores señalaron en su momento que existían intentos de intimidación por su labor informativa.
La agresión ha generado indignación en círculos periodísticos de Mexicali y Baja California, pues se suma a una serie de episodios de hostigamiento y violencia contra comunicadores en la región. Diversas voces del gremio han exigido una investigación inmediata y garantías de seguridad para ejercer la labor informativa sin amenazas.
Hasta el momento, las autoridades no han informado sobre personas detenidas ni se ha confirmado si ya se abrió una carpeta de investigación. El caso pone nuevamente en el centro del debate la vulnerabilidad de los periodistas en Baja California y la urgencia de reforzar mecanismos de protección efectivos.