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Baja California 2027: La guerra sin cuartel en Morena

Mexicali, B.C.,22 de febrero, 2025.— En Baja California, la gubernatura ya tiene partido, pero aún no tiene dueño. Porque aquí, la contienda real no es contra la oposición—prácticamente inexistente—sino dentro de Morena, donde la pelea por la candidatura se perfila como una auténtica guerra sin cuartel.

Con un PRI hecho trizas y un PAN reducido a roer migajas en las regidurías, la elección en las urnas es un trámite. La verdadera batalla es ahora, entre quienes buscan quedarse con la candidatura de un partido que, con todo y fracturas, no tiene rival serio en el estado.

Los nombres ya están en la mesa: Ismael Burgueño, Armando Ayala, Fernando Castro Trenti, Jesús Ruiz Uribe, Julieta Ramírez y Araceli Brown. Todos con el mismo color, pero con agendas, intereses y padrinazgos distintos. Porque en esta contienda interna no hay lealtades ni principios, sólo poder en juego.

Ismael Burgueño representa la tradición dentro de Morena. No es un improvisado ni un recién llegado, sino uno de los fundadores del partido en el estado, lo que le da una identidad fuerte entre la militancia. Desde la alcaldía de Tijuana, la maquinaria municipal más grande del estado le da una plataforma robusta, pero también lo obliga a demostrar que su liderazgo trasciende más allá de la ciudad. En una contienda donde cada grupo juega su carta, su reto es que su arraigo en la estructura morenista pese más que los acuerdos de cúpula.

En el Senado, Armando Ayala no solo juega con su experiencia como exalcalde de Ensenada, sino que cuenta con un respaldo clave en la Ciudad de México: Adán Augusto López, el coordinador de los senadores morenistas. Este padrinazgo no es menor, ya que le permite moverse con soltura dentro de las estructuras del partido a nivel nacional. Sin embargo, su talón de Aquiles es la geopolítica electoral del estado: Ensenada por sí sola no inclina la balanza, por lo que necesita fortalecer su presencia en Tijuana y Mexicali para ser una opción realmente competitiva.

Fernando Castro Trenti es el viejo lobo de la política que busca regresar al juego. En 2013, perdió la gubernatura ante Francisco “Kiko” Vega, en lo que fue una de las derrotas más duras del PRI en Baja California. Tras el golpe, se exilió en Argentina como cónsul, alejándose del estado hasta que Morena se convirtió en la nueva fuerza dominante. Ahora, con nueva camiseta, busca resurgir, pero no le será fácil: la militancia morenista no olvida su pasado priista y muchos lo ven como un intruso en el movimiento. Si quiere ser competitivo, tendrá que construir credibilidad dentro del partido, algo que no se compra con cargos ni con alianzas.

Por otro lado, Jesús “Chucho” Ruiz Uribe, en un intento de madruguete, se placeó con Carlos Torres Torres en su reciente cumpleaños celebrado en el poblado de Valle de las Palmas. La jugada no pasó desapercibida en los círculos políticos, ya que colocarse cerca del esposo de la gobernadora Marina del Pilar es una señal clara de que busca ganar ventaja dentro del partido. Sin embargo, aún está por verse si este movimiento le dará un impulso real o si, por el contrario, lo exhibirá como alguien que juega demasiado temprano en una contienda que aún no define sus reglas.

Julieta Ramírez fue, durante mucho tiempo, la carta fuerte de Marina del Pilar para la sucesión, y su perfil joven y obradorista la hizo destacar entre los aspirantes. Sin embargo, en los últimos meses, esta versión ha ido perdiendo fuerza. Aunque sigue siendo una figura con peso dentro de la estructura partidista, la falta de experiencia ejecutiva y los movimientos internos en Morena han reducido su margen de maniobra. Si quiere recuperar terreno, tendrá que demostrar que puede competir más allá de su rol legislativo y posicionarse como una candidata viable en todo el estado.

Finalmente, Araceli Brown, exalcaldesa de Rosarito, representa algo que no muchos en la contienda pueden presumir: una actitud irreverente frente al poder. Su estilo combativo y su independencia política la han convertido en una figura atractiva para los morenistas de línea dura, quienes la ven como una candidata que “no se deja”. Sin embargo, su mayor obstáculo es su territorio de origen: Rosarito es un municipio pequeño, y si quiere ser competitiva en la pelea grande, necesita construir alianzas en las plazas fuertes del estado.

Pero aquí no solo se trata de la gubernatura. La verdadera negociación está en los combos: ¿quién con quién?. Porque en Baja California, las elecciones municipales y estatales van de la mano, y los aspirantes a alcalde y gobernador necesitan aliarse para asegurar su futuro político.

Uno de los nombres que empieza a moverse en ese tablero es Carlos Torres Torres, esposo de la gobernadora Marina del Pilar. Torres Torres ya intentó ser alcalde de Tijuana con el PAN, pero fue derrotado en las urnas. Ahora, con Morena como nueva trinchera, vuelve a la escena política con la intención de pelear por la alcaldía de Tijuana. Su cercanía con la gobernadora podría ayudarlo o convertirse en un problema, dependiendo de cómo se muevan las piezas dentro del partido.

Y mientras Morena, el PT y el PVEM afinan su estrategia, la oposición sigue en la lona. Pero lo realmente interesante es que Movimiento Ciudadano acaba de sufrir un golpe demoledor.

El empresario tijuanense David Saúl Guakil, quien básicamente financiaba al partido naranja en la región, se ha ido al Partido Verde, una jugada que deja a Movimiento Ciudadano sin músculo financiero en Baja California. ¿Qué recibió a cambio? Todo apunta a que le aseguraron un escaño legislativo, ya que el PVEM irá en alianza con Morena y el PT en 2027.

Pero si bien hasta ahora las candidaturas en Morena han sido una mezcla de decisión de la cúpula y encuestas, en este proceso la nueva dirigencia nacional del partido ha dicho que la decisión estará en manos de la militancia.

Por eso, Morena ha lanzado un ambicioso proyecto de afiliación de 10 millones de militantes en todo el país, de los cuales Baja California deberá aportar 300 mil. Este esfuerzo no es casualidad: el mensaje es claro, quien quiera ser candidato tendrá que demostrar arraigo y respaldo de las bases, porque la cúpula ya no podrá imponer candidaturas sin resistencia.

Lo único seguro es que esta pelea no es contra el PRI ni el PAN, porque ellos ya están muertos en el estado. La verdadera lucha es dentro de Morena, y aquí nadie está dispuesto a ceder terreno sin pelear hasta el final.

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