
La protesta realizada el pasado viernes en Mexicali contra la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, la cual reunió a miles de personas indignadas por los recientes escándalos en torno a su figura y la de su esposo Carlos Torres, ha comenzado a enfrentar un riesgo latente: la apropiación política de un movimiento que nació como una expresión ciudadana legítima y apartidista.
Este sábado, la diputada local y coordinadora estatal de Movimiento Ciudadano, Daylín García Ruvalcaba, publicó en sus redes sociales una imagen en la que presume haber “mandado un TAKATAKA y 30 kilos de carne” para la protesta. El tono de su publicación, con emojis y una clara intención populista, fue interpretado por muchos como un intento de “colgarse la medallita” de una manifestación que en ningún momento fue convocada por partidos políticos.
Desde Noticia Frontera condenamos este tipo de actos oportunistas que buscan capitalizar políticamente un descontento ciudadano genuino. La lucha contra la corrupción y el hartazgo social no deben convertirse en un escaparate para ganar simpatías partidistas, y mucho menos debe tolerarse que actores institucionales intenten desvirtuar las causas sociales con gestos populacheros y efectistas.
Cabe recordar que la manifestación fue originalmente convocada por un ciudadano común, a través de redes sociales, bajo el formato de “carne asada” frente al Centro de Gobierno. Esta fórmula, sencilla pero potente, prendió rápidamente entre la población, al grado de reunir a miles de personas en un ambiente pacífico pero contundente. Quien terminó tomando la batuta mediática del movimiento fue el comunicador Gustavo Macalpin, quien en las últimas semanas se ha distinguido por una crítica constante y frontal hacia la mandataria estatal.
Sin embargo, este movimiento también corre el riesgo de desvirtuarse desde otro frente: el de las aspiraciones personales. Trascendidos recientes sugieren que Macalpin estaría evaluando una candidatura para el proceso electoral de 2027, lo que podría restar fuerza a la legitimidad ciudadana del movimiento si se percibe que su activismo está al servicio de intereses políticos personales.
La indignación ciudadana no debe ser usada como escalera electoral por ningún actor, ni desde dentro del sistema ni desde el ámbito mediático. El verdadero valor de la protesta del viernes radicó en su carácter auténtico, espontáneo y profundamente arraigado en el sentimiento social. Convertirla en una plataforma política, sea partidista o individual, no solo traiciona su origen, sino que pone en riesgo su continuidad y credibilidad.
Hacemos un llamado a la ciudadanía a proteger la esencia de sus causas y a no permitir que los de siempre, ya sea con cargo o con micrófono, se adueñen de las voces que surgen desde abajo.

