
Tijuana, B.C., 19 de junio de 2025.– En redes sociales, la regidora del PAN en el Cabildo de Tijuana, Sandra Magaña, difundió un video en el que acusa que la rehabilitación de una vialidad en la delegación de La Mesa está “sobrevaluada” y “mal ejecutada”. Sin embargo, lo que muestra corresponde únicamente a la fase preliminar de una obra que aún no ha sido concluida.
De acuerdo con expertos consultados por Noticia Frontera el procedimiento constructivo que se sigue en este tipo de proyectos, el reacondicionamiento vial incluye una serie de pasos técnicos, entre ellos la identificación de zonas críticas, retiro de material dañado, fresado, compactación de nueva base y, finalmente, la colocación de carpeta asfáltica. Lo exhibido por la regidora forma parte de las primeras etapas, por lo que su señalamiento carece de rigor técnico.
Los constructores locales consultados señalan que calificar la obra como deficiente sin que ésta esté terminada no solo es impreciso, sino que además desinforma a la ciudadanía. Aseguran que las imágenes utilizadas en el video no corresponden al producto final, sino a una fase previa necesaria para asegurar la durabilidad del pavimento.
El oportunismo político detrás de esta denuncia evidencia una práctica recurrente en algunos actores de oposición que, en lugar de aportar con propuestas y evaluaciones técnicas, prefieren construir una narrativa rápida que genere escándalo, aunque carezca de fundamentos. Esta actitud no solo desgasta el debate público, sino que retrasa los esfuerzos para mejorar la infraestructura urbana de la ciudad.
Tijuana enfrenta desafíos urgentes en materia de movilidad, vialidades y crecimiento urbano. Las obras públicas deben evaluarse con seriedad, entendiendo su función dentro de un modelo de ciudad que busca mejorar la conectividad, reducir tiempos de traslado y aumentar la seguridad vial. Hacerlo con base en información parcial y sin conocimiento técnico es irresponsable.
En el contexto actual, es indispensable que la oposición actúe con madurez política. Criticar es parte de su función, pero hacerlo sin argumentos ni disposición al diálogo daña su propia credibilidad. Tijuana necesita una oposición que sea contrapeso y constructora de soluciones, no protagonista de confrontaciones vacías.
Sandra Magaña ha optado por un camino fácil: utilizar las redes sociales para desinformar, en lugar de involucrarse en el análisis técnico de las obras. Este tipo de estrategias puede generar atención momentánea, pero no abonan a la transformación de la ciudad ni responden al interés público.
La ciudadanía espera algo más que videos virales o frases altisonantes. Espera altura de miras, debate informado y voluntad de trabajar por una Tijuana mejor. La crítica es bienvenida cuando suma, pero rechazada cuando se usa como herramienta de politiquería sin visión de futuro.