
Tijuana, B.C. – Mientras los problemas de Tijuana se acumulan —desde trámites lentos hasta reglamentos obsoletos— el regidor morenista Pablo Yáñez Placencia parece más interesado en hacer turismo político y convertirse en figura de redes sociales que en legislar o representar con seriedad a los tijuanenses.
En las últimas semanas, el regidor ha compartido en sus plataformas una serie de videos que lo muestran visitando restaurantes y promocionando comida oaxaqueña, como si de un crítico gastronómico se tratara. En uno de ellos, publicado en TikTok, se le ve degustando memelas y quesadillas bajo la promesa de “¡la comida oaxaqueña más auténtica de todo Tijuana!”. ¿Es esta la prioridad de un servidor público?
Pablo Yáñez ha viajado también al extranjero con recursos públicos, bajo el argumento de “establecer vínculos binacionales” o “trabajar por la movilidad y el agua”. Sin embargo, no hay resultados tangibles ni reportes oficiales que justifiquen el gasto o que permitan evaluar los beneficios reales de esas giras internacionales. Lo que sí hay son fotos, publicaciones y reels.
Tampoco ha sido ajeno a la controversia. Ha sido captado en múltiples ocasiones en el estadio de béisbol de San Diego, acompañado de su pareja, en lo que muchos consideran un uso personal de su posición pública. ¿Quién cubre esos viajes? ¿Hay viáticos asignados para asistir a eventos deportivos en el extranjero?
La Comisión de Gobernación, Legislación y Mejora Regulatoria que preside desde octubre de 2024 permanece sin avances conocidos. No se ha informado de modificaciones relevantes a reglamentos ni se ha presentado un plan concreto para mejorar los servicios municipales. Lo único constante son sus actualizaciones en redes.
El contraste entre la visibilidad digital de Yáñez y su opacidad legislativa es alarmante. Mientras Tijuana exige ordenamientos modernos y respuestas a los problemas de movilidad, desarrollo urbano y servicios públicos, su regidor más visible está ocupado grabando videos y subiendo historias a Instagram.
Los tijuanenses merecen transparencia. ¿Cuánto se ha gastado del erario en sus viajes? ¿Qué resultados ha entregado como presidente de comisión? ¿Cuál es el beneficio real para la ciudad de sus múltiples actividades extramuros? Hasta ahora, esas respuestas brillan por su ausencia.
Gobernar no es influenciar. Ser regidor implica compromiso, trabajo silencioso y capacidad de gestión. No se trata de hacer contenido viral ni de protagonizar cápsulas turísticas. El Ayuntamiento de Tijuana no puede permitirse representantes que confunden su cargo con un canal de YouTube.
Pablo Yáñez debe recordar que fue electo para legislar, no para promocionar restaurantes. Y si su verdadero interés está en ser influencer, tal vez lo más honesto sería renunciar al Cabildo y dejar su lugar a alguien que sí quiera trabajar por la ciudad.