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Morena aprieta las riendas: freno a los ansiosos del 2027

El comunicado que emitió el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Baja California el pasado 4 de septiembre de 2025 no es un mero recordatorio legal ni una circular administrativa. Es un manotazo en la mesa. Una advertencia con nombre y apellido no escrito, pero perfectamente entendida por todos los actores que ya se adelantaron en la carrera por el 2027.

El partido, en un tono respetuoso pero firme, está diciendo a su militancia: basta de protagonismos personales, basta de campañas adelantadas, basta de usar recursos públicos para inflar egos. Lo hace porque sabe que varios ya comen ansias por desplazar a la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, a la que aún le restan dos años de gobierno. En ese apuro, no sólo desafían las reglas internas, sino que le faltan el respeto al propio mandato de quien hoy encabeza el Ejecutivo estatal.

La misiva recuerda con insistencia el Artículo 134 de la Constitución y la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE). Habla de sanciones que van desde multas hasta la cancelación de candidaturas. Pero lo verdaderamente relevante no es el marco legal, sino el mensaje político: Morena no va a permitir que los acelerados le marquen el ritmo ni que la gobernadora quede como florero mientras otros se placean como si ya hubieran tomado el relevo.

Porque la realidad es clara: la efervescencia por la sucesión ya alcanzó niveles preocupantes. Diputados, alcaldes y aspirantes varios han comenzado a mover fichas, a saturar redes y a colgarse de programas oficiales para posicionarse. Y el Comité Estatal lo sabe. De ahí la necesidad de emitir un documento duro, que no sólo recuerda obligaciones, sino que exhibe la incongruencia de quienes presumen ser parte de la 4T mientras reproducen las viejas mañas del régimen que tanto critican.

Al subrayar que este tipo de conductas dañan la imagen del movimiento, el comunicado protege a Morena como marca. Pero en los hechos, también protege a Marina del Pilar. Porque acelerar la sucesión equivale a debilitar su liderazgo y minar la autoridad de la gobernadora en la recta final de su sexenio. Y eso es algo que el partido no puede tolerar si quiere llegar unido al 2027.

El lenguaje del texto es revelador: habla de ética pública, congruencia, respeto a los estatutos, y remata con la frase tajante: Morena no tolerará prácticas que traicionen la voluntad popular. La traducción política es simple: los que hoy intentan madrugar a la gobernadora y a la militancia serán vistos como traidores al proyecto de la Cuarta Transformación en Baja California.

El comunicado también exhibe otro trasfondo: Morena está decidido a disciplinar a sus cuadros desde dentro. No quiere que la definición de candidaturas se convierta en un desorden que fracture al partido ni que la anticipación desmedida deje heridas difíciles de cerrar. Por eso incluye sanciones internas como la suspensión de derechos partidarios o la inhabilitación para ocupar cargos de dirección.

No es coincidencia que este mensaje aparezca justo ahora, cuando los movimientos internos empiezan a ser demasiado evidentes. Con este freno, el Comité Estatal envía un doble mensaje: hacia adentro, exige orden y respeto a los tiempos; hacia afuera, busca demostrar que Morena sí es capaz de autocontrolarse y no repetir los vicios del pasado.

El problema es que no todos lo verán como un acto de disciplina. Algunos lo interpretarán como un intento de la dirigencia estatal de favorecer a ciertos perfiles o de proteger a Marina del Pilar más allá de lo debido. Pero en política, la percepción lo es todo, y hoy la percepción clara es que Morena ha tenido que sacar el silbato para que sus jugadores dejen de correr antes del inicio oficial del partido.

Lo cierto es que a la gobernadora aún le queda terreno por recorrer, obras por inaugurarprogramas que consolidar y autoridad que ejercer. Desplazarla con prisas es, en el fondo, un desdén hacia la voluntad popular que la eligió por seis años, no por cuatro. Por eso el comunicado se convierte en un escudo que le permite mantener la centralidad, recordando a todos que aún no es tiempo de heredar la silla.

En síntesis, Morena no sólo se pronunció contra la promoción personalizada. Emitió una advertencia política: quien busque beneficiarse adelantándose, quien quiera colgarse de la estructura gubernamental para autopromoverse, quien pretenda opacar a Marina del Pilar antes de que termine su periodo, se arriesga no sólo a sanciones legales, sino a quedar marcado como un factor de división interna.

La sucesión del 2027 es inevitable, pero no se puede construir sobre el debilitamiento de la gobernadora en funciones. El comunicado lo deja claro: antes que los intereses personales, está el respeto a la investidura, a la militancia y a la unidad del movimiento. Y en esa ruta, Morena ha decidido apretar las riendas.


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