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El monumento que divide opiniones en Mexicali

En pleno corazón del Centro Histórico de Mexicali, una escultura de más de 20 metros de altura avanza lentamente entre controversias, críticas ciudadanas y una nueva prórroga sin consecuencias para el contratista. Se trata del monumento al “Cocinero Chino”, una obra del artista Óscar Ortega que, lejos de unir, ha generado una fuerte división en la opinión pública.

Por cuarta ocasión consecutiva, el Ayuntamiento de Mexicali ha extendido el plazo para la entrega de la obra —originalmente pactada para junio de 2024— ahora con una nueva fecha límite: 31 de diciembre, según confirmó el Síndico Procurador del municipio. Lo que más ha indignado a diversos sectores es que no se aplicó ninguna sanción por los constantes retrasos.

El monumento pretende rendir homenaje a la comunidad china que ha sido parte fundamental de la identidad cachanilla, con un diseño monumental que aspira a convertirse en ícono urbano. Sin embargo, voces ciudadanas y colectivos han señalado falta de transparencia, elevado costo, y una desproporción entre el simbolismo de la obra y las necesidades reales de la población.

Incluso se han registrado manifestaciones públicas en contra del proyecto, mientras que en redes sociales abundan críticas por la falta de sanciones, los sobrecostos y la aparente ausencia de fiscalización.

Pese a las críticas, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda ha defendido la intervención: “Lo importante es que se ha hecho una recuperación de un espacio público. En primer lugar se ha intervenido en la implementación de comercios”, declaró ante medios de comunicación.

Algunos sectores culturales y empresariales ven en la escultura una oportunidad para revitalizar el Centro Histórico y atraer visitantes, pero para muchos otros, el monumento representa un lujo innecesario, alejado de los retos cotidianos que enfrenta la ciudad.


Otros monumentos polémicos en México: el arte que incomoda

El caso del “Cocinero Chino” no es el primero que genera fricción entre autoridades y ciudadanía. A lo largo de la historia reciente, varios monumentos han sido señalados por su elevado costo, estética discutible o por considerarse innecesarios:

  • El Arco Monumental de la Avenida Revolución en Tijuana: Inaugurado en 2000, esta estructura metálica de más de 60 metros generó controversia por su diseño, el gasto involucrado y la destrucción de parte del entorno urbano original. A pesar de la resistencia inicial, hoy forma parte del paisaje de la ciudad.
  • La Estela de Luz en Ciudad de México: Planeada para conmemorar el bicentenario de la Independencia, su construcción fue un escándalo nacional. Se entregó con enorme retraso, a un costo tres veces mayor al planeado, y fue duramente criticada por ser un “monumento a la corrupción”.
  • La Megaescultura de Felipe Calderón en Chetumal: Nunca se concluyó completamente. Su construcción fue suspendida por cambios de administración y aún hoy permanece como un ejemplo de obra inconclusa y desperdicio de recursos públicos.
  • El “Caballito” de Sebastián en Paseo de la Reforma: Sustituyó la fuente del Caballito original y fue severamente cuestionado por su diseño disruptivo y su elevado costo, aunque con el tiempo ha sido aceptado por muchos capitalinos como parte del paisaje urbano.

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