Noticia Frontera

Del TikTok a la simulación en el cabildo de Tijuana: Sandra Magaña ahora se quiere colgar medallas ajenas

La regidora panista en el cabildo de Tijuana  Sandra Magaña ha dado un paso más en su cruzada de protagonismo digital: luego de publicar un video en TikTok señalando erróneamente que la obra vial en La Mesa estaba “sobrevalorada” y “mal hecha”, ahora regresó con otro video —con igual desparpajo— asegurando que “gracias a ella” la obra sí fue bien ejecutada. No es un chiste: Magaña pretende adjudicarse una supuesta corrección que en realidad corresponde al curso normal del proyecto técnico. La obra nunca fue mal hecha. Solo estaba en una fase previa.

Con esta actitud, Magaña no solo demuestra desconocimiento técnico, sino que además confirma que su estrategia es deliberada: grabar una obra a medio construir para decir que está mal, y luego volver cuando se concluye para fingir que “la arreglaron” por su denuncia. Es un guión barato de telenovela política. Una simulación cínica que abusa de la desinformación y del desconocimiento ciudadano. No ha gestionado nada, no ha propuesto nada, no ha logrado nada. Pero quiere hacer creer que sí. Eso tiene un nombre: oportunismo ridículo.

En el ajedrez político de Baja California, la oposición ya ni peones parece tener. Si antes podían presumir bancadas combativas, hoy su mayor hazaña es no perder el registro. En el Congreso estatal brillan por su ausencia, en los ayuntamientos por su irrelevancia, y en Tijuana… por la desorganización. El caso más ilustrativo: la regidora panista Sandra Betzaida Magaña Ríos.

Magaña llegó al Cabildo de Tijuana con una postura que, en un principio, pretendía ser disruptiva. Intervenciones con tono firme, frases que buscaban viralidad y un estilo “contestatario” que le granjeó atención mediática. Pero a casi ocho meses del arranque de la administración, el saldo es claro: mucha pose, nulos resultados.

La regidora ha apostado por TikTok como su principal herramienta de “fiscalización”. El problema no es la plataforma, sino el uso que le da: videos con acusaciones imprecisas, grabaciones editadas para escándalo, y un estilo más cercano al influencer de indignación que al actor público con argumentos. El ejemplo más reciente: su señalamiento a la obra de rehabilitación vial en La Mesa, a la que acusó de estar “sobrevaluada” y “mal ejecutada”.

Lo que no dijo Magaña es que la obra aún no estaba concluida. Según expertos consultados por Noticia Frontera, lo mostrado en su video corresponde únicamente a una fase preliminar del proceso constructivo: identificación de zonas críticas, retiro de material dañado, fresado, compactación y luego, colocación de carpeta asfáltica. Las imágenes utilizadas no reflejan el producto final, sino un momento técnico necesario para garantizar la durabilidad del pavimento.

Los constructores locales fueron más contundentes: calificar la obra como deficiente sin que haya terminado es impreciso, desinforma a la ciudadanía y daña la confianza en los procesos públicos. ¿Crítica legítima? No. Oportunismo digital.

Tijuana enfrenta desafíos urgentes en movilidadvialidades y crecimiento urbano. Las obras públicas deben evaluarse con seriedad, entendiendo su función dentro de un modelo de ciudad que busca mejorar la conectividad, reducir tiempos de traslado y aumentar la seguridad vial. Usar fragmentos inconclusos para alimentar una narrativa de escándalo no solo es irresponsable: es profundamente deshonesto.

Y lo peor es que se vuelve costumbre. Este tipo de videos no son una herramienta de fiscalización, sino una estrategia de posicionamiento personal. No se busca corregir, ni contribuir, ni dialogar: se busca encabezar tendencias, aunque eso implique manipular datos y evitar deliberadamente el contexto técnico.

El oportunismo detrás de esta práctica no es nuevo. En varias bancadas opositoras en Baja California —no solo en Tijuana—, algunos actores han confundido su papel de contrapeso con el rol de agitador profesional. El problema no es criticar. El problema es hacerlo sin argumentos, sin propuesta y sin voluntad de diálogo. Eso ya no es oposición: es ruido.

El caso de Sandra Magaña ilustra cómo el PAN ha confundido visibilidad con efectividad. De los tres regidores con los que inició la actual administración, solo quedan dos en bancada: la propia Magaña y Georgina Arana, pues Miguel Loza se declaró independiente tras rupturas internas. El PAN, como fuerza política en el Cabildo, está roto.

Y sin bancada sólida, sin estrategia y sin coordinación, la supuesta oposición se queda en lo anecdótico. Ni siquiera logran articular una postura común frente a temas claves como presupuestoseguridad o movilidad. Todo se reduce a publicaciones en redes, declaraciones vacías y una lamentable falta de sustancia.

Magaña podría haberse convertido en una voz útil. No necesariamente de confrontación, pero sí de exigencia técnica. Pudo haber cuestionado con documentos en mano, haber solicitado auditorías formales, haber exigido transparencia con datos. Eligió otra vía: la del TikTok altisonante, la del corte de video, la del escándalo sin contenido.

Y ese modelo no solo es limitado: es peligroso. Porque degrada la función del Cabildo, convierte el debate público en teatro, y mina la posibilidad de construir consensos. Tijuana necesita una oposición que exija, sí, pero también que proponga. Que investigue, que dialogue, que corrija… no una que solo provoque.

En este contexto, el PAN estatal no escapa de la misma lógica. Su papel en el Congreso local es marginal; su presencia en ayuntamientos, casi simbólica. Perdieron el gobierno estatal y no han sido capaces de renovarse. En vez de cuadros técnicos, han apostado por vocerías sin visión.

Y mientras Morena se alista para una contienda interna rumbo al 2027 con múltiples aspirantes en movimiento, el PANparece estar más concentrado en sobrevivir mediáticamente que en reorganizarse políticamente. Si su carta en Tijuana es Sandra Magaña, ya perdieron la partida.

La ciudadanía espera otra cosa. No quiere videos virales ni frases diseñadas para la polémica. Espera altura de mirasdebate informado y voluntad de transformar. La crítica es bienvenida cuando suma, pero rechazada cuando se usa como simple herramienta de politiquería.

Porque si de verdad quieren recuperar espacio, necesitan algo más que escándalo. Necesitan trabajo. Y en eso, hasta ahora, Sandra Magaña ha quedado muy lejos de ser ejemplo.


Scroll al inicio