
La caída del aparato financiero del gobierno de Montserrat Caballero tiene ya un rostro y un nombre: Marcelo de Jesús Machain Servín, ex oficial mayor del XXIV Ayuntamiento de Tijuana, hoy puesto en el centro de una de las tramas de corrupción más escandalosas de los últimos años.
En audiencia penal reciente, Machain fue vinculado a proceso como presunto autor intelectual y operativo de una operación que, de acuerdo con la Fiscalía, utilizó el poder del cargo para forjar una fortuna imposible de justificar sólo con su salario como servidor público. El expediente lo ubica como la pieza clave en la forma en que se manejaron contratos, adjudicaciones y decisiones administrativas durante el trienio pasado.
La historia se sintetiza en una imagen: “la casa que la corrupción construyó”. Un inmueble de lujo en una zona exclusiva de Playas de Tijuana, con un valor millonario que contrasta brutalmente con el deterioro de servicios en la ciudad y con los ingresos reales de cualquier funcionario municipal.
Según la narrativa oficial, esa propiedad es el resultado de adjudicaciones indebidas, dictámenes “a modo”, decisiones opacas y violaciones directas a la normatividad del Ayuntamiento. Es decir, un catálogo completo de malas prácticas convertidas en ladrillos, concreto y portones eléctricos.
En paralelo, se viralizó la fotografía de un hombre con vestimenta beige a bordo de una camioneta SUV blanca de modelo reciente, de alto valor comercial. Esa escena, ocurrida en medio de las diligencias judiciales, terminó de pintar el contraste entre la opulencia de los ex funcionarios y la realidad cotidiana de miles de tijuanenses.
El caso no se limita a un solo implicado. En la misma audiencia fue vinculado a proceso el ex tesorero municipal Raymundo Vega Andrade, acusado de un presunto desfalco cercano a los 100 millones de pesos, además de múltiples contratos irregulares que habrían servido para ordeñar las finanzas del Ayuntamiento.
A esta lista se suma Gabino O., señalado junto con Machain y Vega como parte del triángulo que habría operado el mayor saqueo al Ayuntamiento de Tijuana en la administración pasada. Tres nombres que, según las investigaciones, movieron juntos las palancas del dinero público.
Dentro de esa estructura, Marcelo Machain aparece como el “cerebro” de la corrupción: el hombre que controlaba la ruta de las adjudicaciones, los dictámenes y los contratos clave. Versiones internas apuntan a que ninguna compra importante salía sin su visto bueno, lo que lo convertía en el auténtico filtro del poder administrativo.
La vinculación a proceso de estos ex funcionarios golpea de lleno la narrativa del gobierno de Montserrat Caballero y abre la puerta a que otros nombres del gabinete pasado sean llamados a rendir cuentas. La imagen que se construye es la de una administración donde el cargo público se utilizó como instrumento de enriquecimiento personal.
Por ahora, el proceso apenas comienza. La Fiscalía Anticorrupción advierte que, por la magnitud del saqueo detectado, más ex funcionarios podrían caer en las próximas semanas. Mientras tanto, la ciudadanía observa y exige que este caso no se quede en espectáculo mediático, sino que termine en sentencias ejemplares y en la recuperación de lo que fue robado al Ayuntamiento de Tijuana.
