Noticia Frontera

Burgueño se mueve

En Tijuana las cosas se empiezan a mover distinto. Quienes conocen el pulso de la ciudad saben que lo elemental, lo que parecía imposible, hoy tiene otra dinámica. El programa “Tijuana Ciudad Limpia” se volvió un ritual dominical: brigadas con maquinaria, bacheo, deshierbe y retiro de tiliches en colonias donde antes el gobierno ni asomaba la cara. No es una ocurrencia, es método, y ese detalle lo cambia todo.

La recuperación de espacios públicos también es otra historia. Parques y canchas olvidadas vuelven a tener vida, no como adornos sino como espacios que bajan la presión social. Ismael Burgueño entendió que en una ciudad donde la violencia permea hasta el aire, cada parque iluminado y cada cancha reparada son trincheras contra la descomposición.

Un viejo reclamo ciudadano —la falta de luz— empezó a recibir respuesta. Miles de luminarias reparadas en delegaciones críticas muestran que se puede combatir la inseguridad también con electricidad. De noche, lo que era tierra de nadie comienza a convertirse en terreno ciudadano.

En seguridad, el cambio es de otro nivel. El Plan Estratégico “Tijuana Segura 2025–2027” duplicó el presupuesto y multiplicó las expectativas. Más de 400 patrullas nuevas, cámaras en cada unidad y un sistema de videovigilancia que apunta a cubrir todos los puntos neurálgicos de la ciudad. Tijuana, por primera vez, quiere tener ojos en todas partes.

La entrega de patrullas no es show mediático: cada vehículo lleva cámaras frontales, traseras y de cabina. Eso significa que cada interacción se documenta. Protección para el ciudadano, pero también para el policía. Es un giro de fondo en cómo se concibe la seguridad pública en la frontera.

El rostro social del gobierno se nota en las Macro Jornadas de Bienestar. La lógica es clara: el ciudadano no siempre va al Palacio Municipal, pero el Ayuntamiento sí puede llegar a la colonia. Trámites, servicios y atención en la periferia, en el terreno donde vive la mayoría de la gente.

La educación tampoco quedó fuera del tablero. La entrega de útiles escolares y uniformes no es novedad en sí misma, pero la diferencia está en el enfoque territorial: llevar apoyo directo a familias en delegaciones como Cerro Coloradojusto cuando más aprieta el gasto de regreso a clases.

Más silencioso pero estratégico fue instalar el Comité Municipal de Población y echar a andar el Programa Municipal de Población 2025–2027Planeación demográfica con datos duros: una herramienta que permite entender dónde crece la ciudad y hacia dónde debe crecer la infraestructura. Algo que antes no pasaba.

El IMPlan también salió del escritorio. Hoy se ve a sus técnicos levantando información en colonias, cruzando datos de movilidad, espacio urbano y servicios. Eso significa que las decisiones no se tomarán al tanteo, sino con insumos de campo. Pequeño cambio, gran diferencia.

En salud, la creación de redes de Embajadoras de la Salud abre un frente comunitario para prevención y cuidado. No se trata de improvisar brigadas médicas de ocasión, sino de formar liderazgos barriales que detecten problemas antes de que revienten en el hospital.

A todo esto se suma un nuevo lenguaje en evaluación: informes como el Subnacional Voluntario 2025 apuntan a medir avances contra metas claras. En política, medir es mostrar; y mostrar es competir. Burgueño lo sabe, por eso está armando carpetas de resultados que en 2027 tendrán otro peso.

Lo que hay que subrayar es que Tijuana no está viendo un gobierno de discursos sino de operaciones: calles limpias, parques recuperados, lámparas encendidas, patrullas circulando, apoyos entregados, planeación en marcha. Faltan muchas batallas, pero hoy Ismael Burgueño está mandando señales claras de que le está echando ganas. Y en política, rumbo al 2027, esos gestos de gobernar lo básico suelen convertirse en credenciales de campaña.

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