El actor Dominic Sessa, revelación de Los Que Se Quedan (The Holdovers, 2023) será quien interprete al joven Bourdain.

Ciudad de México, 23 de abril de 2025.- Antes de convertirse en una figura televisiva global, Anthony Bourdain fue un cocinero con cicatrices. No solo por los cortes de cuchillo que marcan toda vida entre fogones, sino por las heridas profundas de una existencia que siempre osciló entre la pasión y el abismo. Su carisma, su apetito por los rincones del mundo no ocultaban su historia con las adicciones, la ansiedad y una constante sensación de desarraigo. Ahora, a casi siete años de su muerte, el cine prepara un nuevo retrato del chef más contracultural de la televisión con la biopic Tony, que no buscará glorificarlo, sino humanizarlo.
¿De qué trata ‘Tony’?
El proyecto está en manos del estudio A24, con dirección de Matt Johnson (BlackBerry, 2023) y un guion escrito por Todd Bartels y Lou Howe. La historia se centrará en el verano de 1976, cuando un joven Bourdain trabajaba en restaurantes de mariscos en Provincetown, Massachusetts. Esa etapa, previa a su celebridad, resulta clave para comprender al hombre antes del mito: un veinteañero caótico, curioso, con talento natural y una inclinación inevitable hacia el exceso. Según informó The Guardian, la intención del proyecto es construir una “crónica emocional” más que un homenaje plano, una mirada íntima al Bourdain menos conocido.
El actor Dominic Sessa, revelación de Los Que Se Quedan (The Holdovers, 2023) será quien interprete al joven Bourdain. Antonio Banderas también se une al elenco en un papel aún no revelado, según confirmó Entertainment Weekly. La filmación comenzará en mayo de 2025 y se espera que concluya a mediados de julio, en Provincetown, Massachusetts.

Dominic Sessa en Los Que Se Quedan. Crédito: Universal Pictues
Bourdain, el cronista accidental de las periferias
Mucho antes de que Netflix pusiera el mundo gastronómico de moda con chefs tatuados y fuegos cruzados de nitrógeno líquido, Anthony Bourdain ya viajaba por el mundo comiendo en mercados, callejones, puestos ambulantes y casas humildes. No era un chef estrella, sino un testigo. En Parts Unknown (CNN) o No Reservations (Travel Channel), la comida era el pretexto para escuchar, para desarmar la idea de “lo exótico” desde una mirada respetuosa, cruda y sin moralejas.
No romantizaba la pobreza, pero entendía el poder simbólico del alimento. En Gaza, en Medellín, en Vietnam o en una taquería de Baja California, Bourdain hacía lo que pocos en la televisión comercial: comer como los locales, sin guiones, sin maquillaje, sin miedo a equivocarse. Su mayor virtud fue la escucha. Su mayor error, quizá, haber cargado con todas esas voces.
En entrevistas recogidas en el documental Roadrunner (2021), confesó cómo la fama y la exposición aceleraron sus tormentas internas. Luchó contra la heroína en su juventud, cayó en depresiones profundas durante la fama y jamás se quitó del todo el peso de saberse impostor en un mundo que convertía cocineros en rockstars. Su muerte en 2018, durante una grabación en Francia, dejó una estela de preguntas que ninguna serie ni libro ha podido contestar del todo.

Anthony Bourdain. Crédito: Getty Images
Una película que promete más preguntas que respuestas
Lo interesante de Tony es que, a diferencia del ya citado Roadrunner, no partirá desde la celebridad ni desde el duelo. Opta, en cambio, por centrarse en el Bourdain antes del best seller, antes de la televisión, antes del personaje. En ese sentido, el filme podría abrir nuevas rutas para entender no solo a Bourdain, sino a toda una generación de creadores que han hecho del malestar una forma de arte. El que escribía cartas furiosas, leía a Céline, cocinaba bajo los efectos de las drogas y ya intuía que su hambre era más existencial que culinaria.
El joven chef que retratará Sessa no es un gurú, ni un ejemplo a seguir, sino un ser humano tratando de cocinar algo de belleza en medio del caos. En una era donde las biopics suelen aspirar a la redención simplista o al culto desmedido, Tony, sin fecha de estreno aún, se anuncia como un ejercicio de contención y tensión. Quizá eso sea lo que más se parezca a Bourdain: un plato incompleto, amargo, pero intensamente honesto.