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Falleció Sebastião Salgado, el fotógrafo que retrató a los olvidados y los paisajes de la Tierra

El artista brasileño falleció a los 81 años en París, debido a una leucemia derivada de una malaria contraída durante uno de sus viajes fotográficos. Su legado permanece como testimonio visual de la dignidad humana y la belleza natural.

París, 23 de mayo de 2025.- Sebastião Salgado, uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX y XXI, falleció este viernes a los 81 años, según confirmó su familia y el Instituto Terra, la organización ambiental que fundó junto a su esposa, Lélia Wanick Salgado. La causa fue una leucemia severa, resultado de complicaciones de una forma rara de malaria que contrajo en 2010, mientras trabajaba en Indonesia en su monumental proyecto “Génesis”. Murió en París, ciudad donde vivió y trabajó durante buena parte de su carrera.

La noticia fue confirmada por Associated Press. Su familia señaló en un comunicado: “A través del lente de su cámara, Sebastião luchó incansablemente por un mundo más justo, humano y ecológico”.

El economista que cambió los números por la luz

Nacido en Aimorés, en el estado brasileño de Minas Gerais en 1944, Sebastião Salgado no se formó inicialmente como artista. Estudió economía y trabajó para la Organización Internacional del Café antes de tomar por primera vez una cámara fotográfica a los 30 años. Ese gesto cambó su vida y, con el tiempo, transformó también la fotografía documental.

Su estilo inconfundible en blanco y negro, cargado de contrastes y sensibilidad, lo llevó a recorrer el mundo entero retratando los rostros olvidados del planeta: los trabajadores de minas de azufre en Indonesia, los refugiados de Ruanda, los migrantes africanos cruzando el Sahel o las comunidades indígenas de la Amazonia.

Desde que se integró a la agencia Magnum en los años ochenta, Salgado llevó a cabo proyectos fotográficos de largo aliento que lo posicionaron como una voz ética y poética dentro del fotoperiodismo. Trabajadores (1993), Éxodos (2000), Génesis (2013) y Amazonia (2021) forman parte de un corpus que es al mismo tiempo un archivo histórico y un manifiesto estético.

‘Amazonia’ en el Museo Nacional de Antropología (México). Crédito: Noticia Frontera

Un testimonio de la dignidad y el desastre

Salgado fue mucho más que un documentalista. Su obra se movió entre la denuncia y el humanismo. Donde otros veían estadísticas de pobreza o desplazamiento, él encontraba miradas, gestos, resistencia. Su lente no buscaba la espectacularidad del dolor, sino la dignidad que sobrevive a pesar de él.

En 2013, cuando presentó Génesis, un proyecto de ocho años dedicado a retratar paisajes y culturas intactas por la modernidad, dijo en entrevista con El País: “Si no respetamos la naturaleza, no sobreviviremos como especie”. Esa declaración condensaba el corazón de su mirada: una preocupación política y ambiental que cruzaba todo su trabajo.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lo despidió con un mensaje en redes sociales: “Sebastião Salgado retrató a los pobres, a los olvidados y a la naturaleza con una sensibilidad única. Su obra es un testimonio indispensable de nuestro tiempo”.

La última parada de Sebastião Salgado en México

En febrero de 2025, apenas unos meses antes de su fallecimiento, la obra de Sebastião Salgado fue celebrada en México con una de las exposiciones más significativas de su carrera: “Amazonia”, montada en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México. La muestra reunió más de 200 fotografías en blanco y negro que documentan más de siete años de trabajo en la región amazónica, así como grabaciones de sonidos ambientales y cantos indígenas que crearon una experiencia inmersiva única.

Salgado, aunque ya con una salud debilitada, envió un mensaje grabado en video en el que agradecía al público mexicano su histórica sensibilidad hacia la fotografía documental y la defensa de los pueblos originarios. La curaduría, a cargo de su esposa Lélia Wanick Salgado, convirtió la exposición en un manifiesto visual a favor del ecosistema amazónico y de los pueblos que lo habitan.

La exposición —organizada en colaboración con el Instituto Terra y la Fundación Cartier— fue un éxito de asistencia y reafirmó el lugar de Salgado como una de las voces más potentes del fotoperiodismo comprometido con las causas ambientales y humanitarias. Su paso por el recinto más emblemático de la antropología mexicana fue, sin saberlo, una despedida en vida de uno de los grandes testigos del sufrimiento —y la belleza— del mundo.

Fotografías de la exposición ‘Amazonia’ en el Museo Nacional de Antropología (México). Crédito: Noticia Frontera

El bosque que sembró y la memoria que deja

Junto a su esposa Lélia Wanick Salgado, Sebastião fundó en 1998 el Instituto Terra, una organización dedicada a la reforestación del bosque atlántico brasileño. En dos décadas, lograron plantar más de 2.5 millones de árboles y restaurar un ecosistema devastado.

Ese proyecto ambiental se convirtió en una extensión natural de su obra artística. El mismo rigor con el que componía una fotografía era aplicado a la planificación de los viveros, al trabajo con comunidades locales, al sueño de dejar un bosque como legado.

En 2014, el cineasta Wim Wenders y el hijo del artista, Juliano Ribeiro Salgado, dirigieron el documental La sal de la tierra, que recorrió su vida y obra. La película fue nominada al Oscar y expuso a nuevas audiencias el poder transformador de sus imágenes.

Sebastião Salgado fue también miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia desde 2016 y recibió galardones como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1998), la Medalla de Honor de la UNESCO y la distinción Commandeur des Arts et des Lettres.

Su obra seguirá siendo exhibida y estudiada como parte esencial de la memoria visual contemporánea. Las imágenes que produjo no solo documentan lo que fue, sino que interpelan lo que podría ser. Queda su legado como cronista de la dignidad, de la tierra, del tiempo.

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