La cantante fue citada por la defensa de Baldoni para testificar en el juicio previsto para 2026, pese a que su única relación con la disputa es el uso de una de sus canciones en la banda sonora de la película ‘Romper el Círculo’ (It Ends With Us).

Los Ángeles, 10 de mayo de 2025.- Taylor Swift ha sido oficialmente citada como testigo en el juicio que enfrenta a los actores Blake Lively y Justin Baldoni, una contienda legal que ha trascendido los límites de una simple disputa contractual y amenaza con involucrar a algunas de las figuras más influyentes del entretenimiento estadounidense. Aunque su participación directa en el conflicto es limitada, la cantante de Folklore tendrá que declarar bajo juramento, según confirmó el equipo legal de Baldoni.
El proceso judicial, que ha sido ampliamente cubierto por medios como HuffPost, The Hollywood Reporter y Variety, tiene su origen en la producción de la película Romper el cículo (It Ends With Us), basada en la novela homónima de Colleen Hoover y dirigida porJustin Baldoni. La cinta, cuyo rodaje estuvo plagado de retrasos, cambios creativos y desacuerdos entre sus protagonistas, se ha convertido en un caso emblemático de cómo los egos, los contratos artísticos y los intereses comerciales pueden colisionar en la industria del cine.
Una disputa personal que escala a lo público
Blake Lively, actriz y productora con una participación central en la adaptación cinematográfica, interpuso una demanda contra Baldoni —también actor, productor y director del filme— por acoso sexual y lo acusó de orquestar una enorme y millonaria campaña de desprestigio público, a través de un artículo publicado en The New York Times. La actriz, famosa por su papel en Gossip Girl y su presencia constante en la vida pública junto a su pareja Ryan Reynolds, señaló también a Baldoni de fat-shaming.
Baldoni, por su parte, contratacó legalmente, presentó una demanda por difamación de 400 millones de dólares contra Lively y Reynolds. En su contrademanda, Baldoni alega que la pareja emprendió una campaña coordinada para destruir su reputación y carrera profesional, acusándolos de extorsión, difamación e invasión de la privacidad. Baldoni sostiene que Lively amenazó con presentar falsas acusaciones de acoso sexual y retirarse de la producción para obtener control creativo sobre la película, lo que resultó en su exclusión del proceso y su marginación en el estreno del filme.
Además, Baldoni demandó a The New York Times por 250 millones de dólares, alegando que el medio publicó un artículo difamatorio basado en una narrativa sesgada y comunicaciones sacadas de contexto.
Según Independent, como parte de su estrategia de defensa, el equipo legal de Baldoni solicitó la comparecencia de Taylor Swift, a quien Lively habría mencionado en múltiples mensajes de texto intercambiados durante el rodaje.

Taylor Swift y Blake lively en el Super Bowl 2024. Crédito: Reuters.
¿Por qué Taylor Swift?
La cantante fue incluida en el caso debido a la autorización del uso de su canción ‘My Tears Ricochet’ como parte de la banda sonora de Romper el círculo. Según publicó Billboard, su nombre aparece en una serie de comunicaciones entre los protagonistas de la disputa, en las que Blake Lively habría citado a Swift como inspiración y consultora para defender ciertas decisiones creativas y justificar la carga emocional de algunas escenas. Para la defensa de Baldoni, estas menciones justificarían la presencia de Swift en la sala judicial como testigo de contexto.
Sin embargo, el entorno de la artista ha mostrado su disconformidad. En declaraciones recogidas por HuffPost, el equipo de comunicación de Swift calificó la citación como “una táctica mediática” que busca atraer atención al juicio e involucrar a la estrella en una disputa ajena. “Taylor no tiene ninguna relación directa con los hechos en cuestión. Su única conexión es haber cedido los derechos de una canción”, señalaron en un comunicado de prensa.
Pese a ello, la corte consideró procedente el testimonio, argumentando que cualquier elemento mencionado de forma recurrente en la comunicación entre las partes podría ser relevante para esclarecer el fondo del conflicto. Swift deberá testificar bajo juramento en marzo de 2026, cuando está previsto que inicie formalmente el juicio.
¿En qué otras demandas legales ha estado involucrada Taylor Swift?
La citación de Taylor Swift en un proceso judicial que no la involucra directamente ha encendido el debate en Hollywood sobre los límites de la participación pública en litigios privados. Mientras unos defienden el principio de imparcialidad y el derecho a obtener testimonios relevantes, otros cuestionan el uso del nombre y la imagen de celebridades con fines judiciales que pueden derivar en campañas mediáticas o de desprestigio.
Esta no es la primera vez que una figura como Swift se ve arrastrada a un proceso legal por su presencia mediática o su influencia cultural. En el pasado, la cantante ha sido protagonista y testificado en juicios relacionados con acoso y difamación, siempre con un perfil muy cuidado y defendiendo firmemente sus derechos. Entre los más destacados se encuentra el juicio por acoso sexual contra el DJ David Mueller, a quien Swift enfrentó en 2017 y ganó, recibiendo un dólar simbólico. También ha sido objeto de múltiples demandas por supuesta infracción de derechos de autor, como la que presentaron Sean Hall y Nathan Butler por su éxito “Shake It Off”, y otras más recientes interpuestas por la poeta Kimberly Marasco, quien alega que Swift utilizó fragmentos de sus poemas en canciones de los álbumes Midnights y The Tortured Poets Department. Además, ha sido señalada en una demanda por plagio de un libro de poesía presentada por Teresa La Dart, aunque esta fue retirada.
En este caso, se trata de una participación tangencial. Aun así, la decisión del tribunal podría sentar un precedente sobre la inclusión de artistas en procesos ajenos y sobre la utilización de su obra como argumento en disputas legales.
Mientras tanto, ni Blake Lively ni Justin Baldoni han ofrecido declaraciones públicas tras la citación. La cinta, cuya producción ha quedado en pausa, permanece en una especie de limbo hasta que se resuelva la batalla judicial.