Desde el 15 de agosto de 2025, el Choco-Story Zócalo ofrece una travesía sensorial e histórica en un edificio colonial restaurado, donde incluso emergieron vestigios del imponente Huey Tzompantli.

Ciudad de México, 17 de julio de 2025. — La Ciudad de México suma un nuevo espacio cultural de gran calado: el Museo del Cacao y Chocolate (Choco-Story Zócalo), inaugurado el 15 de agosto de 2025 en el corazón del Centro Histórico. Ubicado en República de Guatemala 24, a escasos pasos del Zócalo, el recinto ocupa un edificio colonial cuidadosamente restaurado con apoyo del INAH, en cuya intervención se descubrieron vestigios del Huey Tzompantli, un hallazgo arqueológico de singular importancia para la memoria mexicana.
Patrimonio arquitectónico y arqueológico al servicio de la experiencia
La sede capitalina del Museo del Cacao y Chocolate es la cuarta en México dentro de la red internacional Choco-Story, que ya cuenta con sedes en Uxmal, Valladolid y Playa del Carmen, además de varias en Europa como Bélgica, Francia o República Checa. Sin embargo, esta nueva sede destaca por su integración de patrimonio arquitectónico y arqueológico: la restauración del inmueble requirió 13 años de trabajo en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuya intervención reveló vestigios del Huey Tzompantli; un hallazgo que dota al museo de un valor histórico singular.
Este enfoque no es común en museos gastronómicos: sitúa al cacao no solo como protagonista sensorial sino como puente tangible con el pasado prehispánico y colonial. La restauración del edificio, por tanto, no solo devuelve un espacio histórico a la vida pública, sino que lo convierte en una pieza viva del patrimonio cultural.

Una experiencia sensorial y educativa con alcance global
El recorrido por el Museo del Cacao y Chocolate se estructura como una experiencia multisensorial diseñada para involucrar activamente a cada visitante. Las salas temáticas, complementadas por audioguías en cinco idiomas, juegos interactivos, talleres y degustaciones, configuran un recorrido en el que el público es protagonista de su propio descubrimiento del cacao. Esta dinámica es característica de la filosofía Choco-Story, presente en sus otras sedes, donde el aprendizaje se combina con el disfrute sensorial.
Al igual que en Choco-Story Uxmal, donde se ofrecen talleres, degustaciones y entornos evocadores — incluyendo hasta un meliponario y zona infantil—, la nueva sede de CDMX amplía su propuesta al enfoque urbano e histórico de la capital. La evolución futura de la exhibición contempla incorporaciones periódicas desde la red global, lo que garantiza una experiencia siempre renovada y con perspectivas internacionales.
En términos culturales, se trata de un destino que invita tanto a residentes como turistas extranjeros a redescubrir el cacao como elemento patrimonial, gastronómico y educativo. En la práctica, el museo abre sus puertas todos los días de 10:00 a. m. a 18:00 p. m. (último acceso a las 17:00 p. m.), con precios diferenciados: adultos generales $300, precio local $250, tarifa reducida (estudiantes, maestros, personas con discapacidad, adultos mayores) $200, niños (6-12 años) $150, y taller de chocolate (60 min) $800.
Un nuevo referente cultural
El Museo del Cacao y Chocolate (Choco-Story Zócalo) se inaugura como un referente cultural y educativo en la Ciudad de México. Su combinación de restauración arquitectónica, hallazgos arqueológicos, enfoque multisensorial e inserción en una red internacional lo elevan más allá de la propuesta museográfica convencional. Al ofrecer un viaje que enlaza el estatus sagrado del cacao en las civilizaciones prehispánicas con su relevancia gastronómica internacional, el museo logra situarse en el mapa como una experiencia única e imprescindible del Centro Histórico.
La apertura de este museo, en un edificio con huellas del Huey Tzompantli, representa un acto de memoria, cultura y sabor que invoca la riqueza histórica de México y su vínculo profundo con el cacao. Una invitación a saborear la historia, comprender nuestras raíces y expandir la narrativa del patrimonio hacia nuevos espacios sensoriales.
